Sala para comer

En las casas del Siglo de Oro español no existía un lugar especialmente determinado para el comedor, sino que las mesas se colocaban en los espacios de la tertulia, retirándose al finalizar la comida.

Casi todos los alimentos se tomaban con los dedos siendo la cuchara el utensilio básico, de modo que en las casas nobles, tras servirse los postres, entraban los sirvientes con jofainas, agua olorosa y toallas para que los comensales pudieran lavarse las manos.

La sala para comer se ha ambientado con una serie de objetos de los siglos XVI y XVII: la gran mesa, en la que se disponen dos bodegones de frutas y hojas secas, los pequeños escritorios y arquetas o los candiles y candelabros.

Tras la reforma efectuada en el museo, se incorporó un paño de azulejos que reproduce motivos escurialenses, dotando a la casa de un elemento decorativo habitual en las casas de la época. La amplia alacena de tipo mudéjar, muy representativa del mobiliario popular, ha sido restaurada y acondicionada para albergar la rica vajilla talaverana de los siglos XVI y XVII y las lozas de Villafeliche (Aragón) y Manises (Valencia).



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