Sala de recibir

Esta estancia recrea la sala noble, o de los ricos que pretenden ser nobles, donde se mantiene la costumbre medieval de reservar un asiento para el personaje de mayor rango. Los asientos son todavía indicadores de la jerarquía. Se amuebla con sillas de brazos, hoy más conocidas como sillones fraileros debido a su pervivencia en ámbitos eclesiásticos hasta épocas recientes. Estas sillas, introducidas en España durante el siglo XVI, se colocaban a intervalos regulares contra la pared y suelen ser de madera con el respaldo, de cuero o tejido, sujeto mediante clavazón metálica.

También forman parte del mobiliario de las salas los bufetes -mesas con fiadores- que se solían cubrir con telas de terciopelo o damascos y se conocen como bufetillos de estrado si son de pequeño tamaño. Asimismo, los braseros, el medio para calentar las habitaciones a través de las brasas o ascuas que en ellos se disponían; para combatir el olor de la combustión, se quemaban también hierbas aromáticas y erraj, huesos de aceituna que, al arder, evitan que se produzca mal olor. 

La iluminación corre a cargo de un candelero de pie, de hierro, que reproduce modelos de la época.

Era frecuente que las paredes de la planta baja de las casas ricas y nobles se tapizaran con guadamecíes durante el verano con el fin de impresionar a las visitas y proporcionar cierto aislamiento del calor exterior. Los guadamecíes son pieles de carnero curtidas y labradas cuyas decoraciones se realizaban mediante dorados o policromados o bien se dejaban en su color natural. En esta sala se exhiben varias colgaduras de piel gofrada, tratada artesanalmente con un dibujo repetitivo estampado al fuego, que reproducen un modelo del Museu de L´Art de la Pell de Vic (Barcelona), original del siglo XVI.



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